En Leganés se ha desatado la «Operación Ladrido Siniestro», y no, no es el título de una película de espías perrunos, es una campaña de vigilancia canina.
Desde el 30 de octubre, agentes de paisano patrullan los parques buscando dueños que no respeten las normas. Más de 300 sanciones después, la ciudad parece dividida entre amantes de los perros y, bueno, los que prefieren no pisar lo que dejan atrás.
«El FBI… pero para perros»
Los vecinos de Leganés Norte aseguran que salir a pasear con su perro es ahora como participar en un reality show: «¡Me siento en Supervivientes! Estoy tan pendiente de la correa, el excremento y la mirada del policía encubierto que hasta olvido disfrutar del paseo», afirma una afectada. Y mientras tanto, otros problemas como el tráfico de drogas o las carreras ilegales parecen vivir su vacaciones pagadas.
En redes sociales, se ha viralizado la estrategia de los dueños más temerosos: ir con sus perros vestidos de oficinistas para que pasen desapercibidos entre los humanos. «Un caniche con corbata nunca sería sospechoso», comentan.
Un alcalde entre correa y zona verde
El alcalde, Miguel Ángel Recuenco, asegura que solo 26 de las multas son por infracciones graves, así que, tranquilos, que si recoges lo que tu perro deja, sigues a salvo. Además, reconoce que los parques actuales no son suficientes: «A este ritmo, vamos a tener que abrir un Leganés Dogland, con toboganes para chihuahuas y fuentes de agua con sabor a bacon».
Por ahora, los perros de Leganés esperan que esta tormenta pase mientras sus dueños cruzan los dedos para que el Ayuntamiento cumpla su promesa de ampliar las áreas caninas y dar por finalizado el programa de vigilancia canina.
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